¿Qué es?
En general, definimos una adicción como una actitud o conducta generada como consecuencia de una dependencia. La adicción es el abuso habitual, independiente de la voluntad, de una sustancia o actividad, con resultado de dependencia.
¿Qué formas de adicción existen?
Existen varias formas de adicción a Internet según el tipo de abuso realizado. Entre los más frecuentes nos encontramos:
- Cibersexo
- Foros de debate ("chats")
- Juegos por Internet
- Búsqueda patológica de información
Otro grupo estaría integrado por los llamados “hackers” o piratas informáticos, catalogados como una tribu moderna o grupo marginal. Estas personas, generalmente jóvenes con grandes conocimientos informáticos, a menudo autodidactas, han creado nuevos rituales, nuevos lenguajes y ritmos especiales que inducen a la adicción.
¿Qué consecuencias acarrean estas adicciones?
Los jóvenes dependientes de Internet y de las nuevas tecnologías en general dedican un excesivo tiempo a estas actividades en detrimento de otras como los estudios o el trabajo, el descanso y el sueño, la lectura de libros, ver la televisión o simplemente charlar con familiares o amigos, con el consiguiente empobrecimiento de las relaciones sociales.
El tiempo dedicado a estas actividades y los motivos de uso son dos variables que ilustran eficazmente sobre el grado de dependencia y necesidad-preferencia de estas nuevas tecnologías. Son jóvenes grandes consumidores de todo producto tecnológico-virtual. El consumismo se constata más en la estética y en la moda que en el uso-necesidad del producto en sí, generándose una cierta avidez o deseo de comprar siempre lo más nuevo, potente y sofisticado del mercado, independientemente, hasta cierto punto, de la necesidad real y de su uso.
Consejos y recomendaciones
Los últimos estudios sobre el uso que los niños y adolescentes hacen de Internet ha despertado cierta preocupación entre los pediatras españoles, hasta el punto que su asociación nacional ha emitido recientemente una serie de consejos o recomendaciones sobre la manera en que los adultos pueden controlar la navegación en la red de los más pequeños y que a continuación reproducimos:
- Dejar que el niño o el joven navegue en Internet sólo si está en casa acompañado de una persona adulta.
- No poner el ordenador en la habitación del niño y, en cualquier caso, situar la pantalla de forma que esté visible para la persona que entra o está en la habitación.
- Ser capaz de manejar el ordenador al menos al mismo nivel que el niño, de forma que éste sea consciente de que se tiene capacidad para poder controlarlo.
- Utilizar todos los sistemas de protección actualmente disponibles para evitar el acceso a sitios no aprobados para menores
- Hablar habitualmente con el niño sobre la navegación en Internet, tratando de tener información respecto a lo que se ve y consulta y procurando poner de manifiesto eventuales reticencias.
- Enseñar al niño que cuando se conecta a un “chat” no debe facilitar ni pedir direcciones, números de teléfono o cualquier tipo de información que pudiera identificarle. Es necesario dejar claro, aunque sin alarmarse, los riesgos que pueden derivarse de “chatear” con desconocidos.
- Evitar que el niño se conecte a Internet (particularmente en el “chat”) durante la noche.
- Alertar de que debe avisar a sus padres siempre que algún “amigo del chat” insista en solicitar informaciones o hábitos personales o de su familia.
- Navegar y “chatear” algunas veces junto al niño para inducirlo a una mayor confianza con los padres respecto a los contenidos de sus conversaciones en la red.
- En la medida de lo posible, tratar de evitar que el niño tenga su propia dirección de correo electrónico y de la cual sólo él conozca la clave de acceso.
- Construir junto al niño una serie de reglas consensuadas para navegar en Internet, sin querer imponerlas.
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